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Vejez de la Mirada



















De tan erosionada

por mi propia mirada

parece siempre la misma,

ya sea ajena o mía,

toda circunstancia.

 

De tan anudada a la materia

quedan solo hendiduras, huellas

de esa mirada desatada

que resbala por ella

y cae

periclitada y ciega.

 


No de luz ni en la luz, ni por la luz

se sostiene mi mirada.

No se sostiene: resbala,

rendida y redonda cae

periclitada y ciega,

siempre igual a sí misma,

en un gastado suelo

sordo y quieto.

 

Todo un niño mirándolo todo

cobra forma de lágrima en mi ojo,

al entrever lo consabido:

un difuminado alrededor

periclitado y ciego

sobre el fondo quieto y sordo

del agotado mundo.


Eduardo Montull FC

2 Comments

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Guest
Feb 26
Rated 5 out of 5 stars.

Magistral

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Guest
Feb 26
Rated 5 out of 5 stars.

Muy bonitos, mucho arte

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