Vejez de la Mirada
- carmen fernandez de cordoba
- 26 feb
- 1 Min. de lectura

De tan erosionada
por mi propia mirada
parece siempre la misma,
ya sea ajena o mía,
toda circunstancia.
De tan anudada a la materia
quedan solo hendiduras, huellas
de esa mirada desatada
que resbala por ella
y cae
periclitada y ciega.
No de luz ni en la luz, ni por la luz
se sostiene mi mirada.
No se sostiene: resbala,
rendida y redonda cae
periclitada y ciega,
siempre igual a sí misma,
en un gastado suelo
sordo y quieto.
Todo un niño mirándolo todo
cobra forma de lágrima en mi ojo,
al entrever lo consabido:
un difuminado alrededor
periclitado y ciego
sobre el fondo quieto y sordo
del agotado mundo.
Eduardo Montull FC
Magistral
Muy bonitos, mucho arte